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Jordania






Jordania es lugar de contrastes , de aventuras , de misterio, de salud , fácil , seguro y muy accesible







Partiendo desde Amman o Aqaba de norte a sur o de sur a norte nos sorprende la posibilidad de visitar lugares sorprendentes.






Datos básicos


• País (nombre oficial): Reino Hachemita de Jordania.
• Superficie: 92.300 km2 (casi la superficie de India).
• Población: 5.581.000 habitantes.
• Capital: Amman.
• Lenguas oficiales: árabe (lengua oficial) e inglés.
• Alfabetismo: 86,6% total;93,4% hombres; 79,4% mujeres (aproximado).
• Moneda: Dinar jordano.
• Régimen político: Monarquía constitucional.
• Religión: 92% musulmanes sunni, 6% cristianos (la mayoría ortodoxos griegos, pero existen algunos católicos griegos, católicos romanos, ortodoxos armenios, sirianos y cóptos, denominaciones protestantes), otros un 2% (poblaciones pequeñas de musulmanes de shi'a y del druze). (Datos del año 2000).
• Expectativas de vida: 75,1 años en hombres; 80,12 años en mujeres. (Est. 2001).


¿Qué se bebe?


El agua es potable en todo el país aunque yo os recomiendo que compréis siempre agua embotellada.


Las bebidas alcohólicas están prohibidas por el Islam, sin embargo como en casi todos los países árabes, en las ciudades más turísticas (Petra, Amman, Aqaba) se puede encontrar con facilidad, eso si, a un precio elevadísimo. Pero si te gustan los zumos aprovecha la ocasión, porque hay un montón de sitios en los que venden zumos de frutas naturales deliciosos que merece la pena probarlos. Como en cualquier país árabe el té es la bebida nacional por excelencia. Te lo ofrecerán en todos los sitios, es una muestra de la hospitalidad árabe. El té tradicional se prepara muy caliente y con mucho azúcar.


¿Qué se come?


Comer bien es una parte de la tradición jordana. Su gastronomía combina, en formas sencillas pero muy sabrosas, las materias primas habituales del país. Probar alguno de sus platos típicos supone entrar en una nueva dimensión de sabores muy diferentes a los occidentales y hay muchos restaurantes en los que se puede degustar auténtica comida árabe a precios razonables. Los platos nacionales jordanos no se diferencian demasiado de los de países de su entorno, como Siria o Líbano. Sin embargo, en cada uno de ellos se preparan de una forma diferente, lo que les otorga un toque especial. Los carnívoros se encontrarán con un grave dilema: cordero o pollo, o pollo o cordero, apenas hay variedad. El alimento básico es el pan árabe, hecho sin levadura, es como una especie de torta y es sabroso, No encontraréis pan al estilo occidental en ningún lado.


Los platos que os recomiendo probar son:


Mansaf: el plato nacional, formado por una cama de arroz cubierta con trozos de cordero guisados en su jugo todo ello regado con una salsa de yogurt caliente.


Sish kebab: variedad jordana del tradicional kebab árabe, sigue la forma tradicional de preparación. Se trata, por tanto, de trozos de cordero asado al carbón, que se ensartan en un palo para ser servidos al público. Van acompañados de cebolla y tomate.


Musakhan: una torta de pan árabe cubierta de pollo con cebolla, piñones y aceite de oliva.


Leban: yogur típico de Jordania. Se sirve solo o acompañando otros platos.


Falafel: una especie de croquetas hechas con garbanzos y algo de especias, que se fríen y se sirven generalmente con pan y distintas ensaladas.


Shawarma: es un tipo de sandwich de pollo acompañado de tomate y lechuga. Por supuesto, el pan del sandwich es árabe.


Hummus: un puré hecho con garbanzos y aceite de oliva que se sirve frío.


Una buena comida jordana requiere de una completa sobremesa. Es el momento de degustar alguno de los exquisitos postres de la repostería del país representados por los pasteles y los dulces. En Jordania es todo un arte y hay multitud de pastelerías. Algunos nombres de postres típicos que no defraudan son: Konafa, Ataif, Sahlab, o Ma'amoul.


¿Qué sitios hay que ver?


"Amman", la cosmopolita


Amman, la capital de Jordania tiene aproximadamente 1.600.000 habitantes y está construida sobre siete colinas ojebels, cada una de las cuales define más o menos una zona. La geografía de Amman es a menudo descrita en referencia a los ocho círculos, que forman la columna vertebral de la ciudad y que culminan a 918 m.


Se expande con rapidez a medida que atiende a una corriente cada vez mayor de visitantes: gente de negocios, diplomáticos y banqueros, así como a muchos refugiados procedentes de Palestina. Te sorprenderás de la encantadora mezcla de antigüedad y modernidad.


Los claxon de los coches dan paso a la llamada a la plegaria, la cual retumba desde los minaretes, que adornan la ciudad.


La puesta de sol es quizás el mejor momento para disfrutar Amman, cuando los blancos edificios de la ciudad parecen brillar a la caída de la tarde. El mayor encanto de Amman, sin embargo, reside en la hospitalidad de sus gentes. Los visitantes de Amman, se quedan continuamente sorprendidos por la amabilidad con la que son tratados."Bienvenido a Jordania" es una frase que te ofrecen continuamente con toda sinceridad.


La Ciudadela, en la cumbre de la colina desde la que se domina la ciudad baja, es una antigua acrópolis romana. El espectáculo es más hermoso de noche, cuando se encienden las luces.


El Teatro Romano tiene entrada libre y es el teatro romano más grande de todo Oriente. Desde arriba hay una vista impresionante y se puede ver gran parte de la cuidad.


"Madaba" y sus mosaicos


Si os gustan los mosaicos no os perdáis Madaba. Esta ciudad, a unos 30 km de Amman, fue una verdadera escuela de mosaiquistas en la época bizantina, tiene algunos monumentos Omeyas.


La Iglesia de San Jorge está en el centro del pueblo y en ella podréis admirar el Mapa de Palestina, un mosaico que en su origen medía 25 m de largo y que estaba destinado para ayudar a los peregrinos que venían a Tierra Santa. Ahora solamente se conserva un tercio donde se puede situar Jerusalén, el Santo Sepulcro, Belén, el río Jordán y el Mar Muerto.






El Monte Nebo, situado a 12 km al noroeste de Madaba, con 840 m de altitud no es la cima mas alta de la zona, pero si la última antes de la depresión del Mar Muerto. Desde allí hay una vista magnífica de sus aguas, del oasis de Jericó, del río Jordán y de los Montes de Judea. De noche se pueden ver las luces de Jerusalén. Fue en el Monte Nebo donde se cree que Moisés habría muerto después de divisar la Tierra Prometida. Allí se erigió un monasterio en recuerdo del profeta. Todavía queda una capilla en la que se pueden admirar mosaicos en los que se ven preciosas escenas de caza, llenas de animales salvajes.


"Jerash", la romana






Jerash es el mejor ejemplo en Oriente Medio de una ciudad de provincias romana y está muy bien conservada. Fue descubierta en 1806 por un viajero alemán y empezó a excavarse en 1925. La mayor parte de la ciudad estaba bajo la arena, es por ello que se conserva tan bien. La llaman la "Pompeya del Este". Jerash está situada en el fértil valle de la bíblica tierra de Galaad, a una hora de viaje hacia el norte desde Ammán.


Se conserva el centro administrativo, cívico y comercial compuesto del foro de curiosa forma oval, los templos de Zeus y de Artemisa, los teatros del Sur y del Norte, calles con columnas, iglesias, un mercado y los baños orientales y occidentales. El Arco de Triunfo en honor al emperador Adriano es magnífico.


"Petra", la maravillosa






Sin lugar a dudas, uno de los lugares más bellos de todo Oriente Medio. Una maravilla por partida doble: en primer lugar, por sus largos cañones (como el Siq), desfiladeros, miradores, por sus colores rosa, rojo, amarillo y azul que forman sublimes diseños; en segundo lugar, por su arquitectura, con vastas tumbas excavadas y talladas en la roca por una civilización aún poco conocida, la de los nómadas nabateos. Todo ello sin olvidar algunos vestigios de la ocupación romana.


Pero Petra no sólo son sus monumentos, también es una ciudad sorprendente, donde la luz del sol en las diferentes horas del día juega continuamente con una gama de colores increíbles en la piedra, que hace que parezca una ciudad diferente según la hora en que pasees por ella, está repleta de viviendas troglodíticas, algunas de ellas habitadas aún por nómadas, de forma clandestina. Hay más de 800 monumentos tallados en la roca, que datan de los periodos edomíta, nabateo y romano.


La historia moderna de esta ciudad empieza en 1812 cuando un suizo, llamado Johann Lewis Burckardt, disfrazado de beduino, descubrió esta maravilla ocultada al mundo.


En Petra hay que verlo todo. Hay gente que dice que para verlo todo con detenimiento se necesita una semana, pero yo creo que en 2 días se puede ver lo básico. Os aconsejo que vayáis lo más temprano posible para evitar el sol. Procurad llevar crema protectora y un sombrero o turbante para taparos la cabeza.


Petra ha pasado a ser un importante objetivo turístico, e incluso un lugar de rodaje de secuencias cinematográficas, como alguna película de Indiana Jones. Recientemente filmó allí el escritor Juan José Benítez un documental sobre el Arca de la Alianza. Sin embargo Petra corre el riesgo de convertirse en un parque temático y perder su personalidad. Por un lado, ha habido momentos de una presión de visitantes altísima. Por otro, hay que alertar sobre el cuidado en aspectos como la restauración. Es una pena ver el suelo del Siq cubierto de cemento, con lo barato que hubiera sido empedrarlo a la manera romana, como estuvo antaño.


El Siq es la vía de acceso a la ciudad de Petra, que no es sino un angosto desfiladero de cuatro a seis metros de anchura, 40 a 170 metros de alto y 1,2 kilómetros de longitud. El desfiladero fue tal vez una vía de purificación espiritual, un lugar donde encanta el ambiente de silencio, en el que se goza del frescor de la umbría y del aroma de las higueras que crecen entre la roca y al que llegan cantos de alondras.


En las paredes se observan hornacinas en honor al dios Dushara, un desfile procesional de hombres y animales (casi borrado por el tiempo y la barbarie), inscripciones históricas y hasta un altar de sacrificios, sencillo, en medio del camino y al lado de un pequeño habitáculo excavado en la roca, tal vez lugar del sacerdote o para almacén de elementos de culto. El tortuoso avance por el Siq termina de forma abrupta, cuando por la estrecha abertura del desfiladero aparece El Tesoro.


El Tesoro es el monumento más hermoso y emblemático de todos los de la ciudad, de 40 m. de altura y completamente tallado en la roca, ubicado estratégicamente en un espacio reducido y relativamente protegido de la intemperie, con un suave color rosado. El conjunto esta integrado por una fachada de dos niveles, la de abajo sostenida por seis columnas y coronada por sendos obeliscos no finalizados. El interior es una sala funeraria cuadrada sin decoración actual alguna. Su nombre proviene de una antigua creencia de los beduinos y tras la que pensaban que la urna que corona el monumento contenía el tesoro de un faraón, de ahí los impactos de bala.


El teatro romano está bastante bien conservado. Los nabateos lo construyeron en el siglo I A de C. para un aforo de unos 4.000 espectadores. Lo hicieron al modo griego, más abierto hacia el exterior. Los romanos, tras la conquista de la ciudad, ampliaron el lugar para darle un aforo de 7.000 personas.


Las tumbas reales están después del teatro a la derecha. Impresionantes, sobre todo desde lejos cuando se llega desde la vía romana. Unas escaleras conducen hasta allí. Con sus cinco divisiones horizontales y sus 45 m. de altura. Constituye la fachada mas grande de Petra, aunque muy alterada.


Es especialmente destacable la Tumba de la Urna, donde se guardaron los restos del rey nabateo Maluchos II, con una gran terraza abierta y columnatas en torno a ella y un gran interior de paredes rectilíneas y gran capacidad (18x20 m). Esta tumba tuvo uso civil en tiempos romanos y fue catedral bizantina más tarde. En el fondo tiene, para la función religiosa, tres pequeñas cámaras abiertas. Otras tumbas son las de La Seda, interesante por sus coloraciones; La Corintia, muy deteriorada, pero de una estructura similar a la del tesoro y la monumental tumba del Palacio, de inmensa fachada.






El Monasterio tiene unas largas escaleras (788 escalones, unos 45 min. de subida) que comienzan en una especie de cañón. Una vez llegado a la cima hay un paisaje asombroso y por fin se llega al Monasterio, un imponente edificio de 45 m. de alto y 50 de ancho, que fue utilizado de iglesia en época bizantina, como atestiguan las cruces talladas en los muros. Hay un sendero bastante pronunciado a la izquierda de éste por el que se puede subir a la cúpula. No apto para gente con vértigo.


"Wadi Rum", el desierto de piedra








Wadi Rum es un desierto con muy pocas dunas. Sólo hay montañas: los jebel, como las llaman los jordanos. La mirada se pierde en un gigantesco caos de quebradas, murallas, canchales, torreones, riscos, escarpes y precipicios que comprimen las perspectivas, asfixiando el horizonte. Se trata, sin duda, de uno de los escenarios más grandiosos y subyugantes de cuantos existen sobre la faz de la Tierra. Es famoso por su marco único: anchos valles arenosos, que van del rojo al amarillo, bordeado de formidables montañas que también presentan una extraordinaria gama de colores, que van desde el negro al amarillo claro, con dominio del rojo. Aquí fueron rodadas algunas de las más bellas escenas de la película Lawrence de Arabia.


La forma más auténtica de disfrutar del desierto, es hacer la excursión y quedarse a dormir al aire libre. No os debéis perder la puesta de sol y el amanecer. Son asombrosos.


"Aqaba", la de las aguas cristalinas


Encajada entre la montaña y el mar, Aqaba es el único puerto marítimo de Jordania conseguido a cambio de la cesión de amplias extensiones de desierto a Arabia Saudita. Es la ciudad que compite con Eilat (Israel) en hacerse con el turismo del Mar Rojo. Eso si, mucho mas barata.


Aqaba, que ha crecido impresionantemente en los últimos años, ofrece un mar cristalino, un radiante sol y buen tiempo todo el año, además de una gran oferta de actividades. Es el lugar elegido para las vacaciones de miles de jordanos así como turistas de otros países.


En Aqaba se pueden realizar múltiples actividades todas ellas relacionadas con el mar y con la playa. Es el centro turístico de Jordania sobre el Mar Rojo. Un deslumbrante mundo subacuático de coral, peces y otras muestras de la vida marina esta a solo algunos metros de las playas de fina arena, invitando la practica del esquí acuático, windsurf, kite surf, pesca y sobre todo a la practica del submarinismo. Si queréis ir a la playa, debéis recordar que las mujeres no pueden bañarse en las playas públicas en bikini por lo que deberéis ir a alguno de los hoteles dedicados a los turistas, aunque yo sí me bañe en una playa pública y no tuve ningún problema. Os recomiendo que realicéis un paseo en los típicos barcos con el suelo de cristal. Desde allí podréis ver la ciudad desde el mar y observar los arrecifes de coral y los animales que pueblan el fondo marino.




"El Mar Muerto"










El emocionante efecto de la puesta del sol sobre las distantes colinas con sus estelas de fuego tras las aguas del Mar Muerto, brinda un sentido de lo irreal que culmina un día de visita al punto mas bajo del mundo, a unos 400 m. bajo el nivel del mar. El contenido de sus aguas es extremadamente alto en sales y minerales, pero es precisamente este elevado porcentaje el que transmite a las aguas sus poderes curativos, reconocidos desde los días de Hércules El Grande, hace mas de 2000 años.


Bañarse en el Mar Muerto es una experiencia única, por lo que es aconsejable una visita. A lo largo de toda la línea de orilla que corresponde a Jordania, hay varios lugares donde se puede parar, pero en la zona del Mar Muerto más cercana a Ammán (Suweimeh) hay un Rest House (hoteles del estado) que está muy bien equipado.


Bueno, esto fue lo que visité en mis quince días en Jordania.


Pero lo más importante es que pude hablar y conocer a gente encantadora que me hicieron el viaje todavía mucho más agradable.



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